Después de haber sido aceptada en la Posada Kaede, Nana lucha por encontrar alguna manera de contribuir, aunque sin darse cuenta trae más problemas que ayuda. Sin embargo, las preocupaciones de Nana se dirigen más hacia su compañera residente Nyu, a quien solo conocía como Lucy, la violenta Diclonius. Temerosa de que Nyu desate el mismo salvajismo horrible sobre sus allegados (violencia que marca a Nana hasta el día de hoy), Nana se enfrenta a un dilema: intentar vivir en paz junto a Lucy con toda la incertidumbre que eso conlleva o deshacerse de la fuente de sus preocupaciones, rompiendo las relaciones que ha formado en la posada. Mientras Nana lucha por tomar una decisión, Nyu recuerda un recuerdo doloroso de uno de sus amigos más queridos y uno de sus mayores rivales.
